Gombrowicz > Dubuffet





La nihilista , violenta y divertida correspondencia entre Jean Dubuffet y Witold Gombrowicz en los años 60,
planteaba una, tal vez, ingenua (a nuestros ojos) realidad de la pintura y el hecho artistico. Gombrowicz describía la pintura como un cigarrillo, una necesidad artificial, creada a conciencia, frente al pan como necesidad legítima. Dubuffet, consciente de que el pensamiento no es mas que una manipulación del vocabulario le replicaba con la posibilidad de dar pan a las arañas o a los avellanos y significando que, fascinado por el pan, nuestro organismo de mamífero adaptó su estómago a éste, abriendo la posibilidad de que en un futuro lo adaptara a los cigarrillos.
En definitiva Gombrovicz acusaba a Dubuffet de no ser pintor, pues en su afán de destruir la cultura (unica premisa que compartían), el escritor consideraba pintores a los que hacen pinturas estúpidas,
mientras aquel que tratara de hacer pinturas que no lo fueran, dejaría entonces de serlo.
Así pues Dubuffet no lo era. Cuestión de terminología?.

Las fotografías abajo expuestas pertenecen al escaparate de una sencilla peluquería de barrio.
Tratan como es natural de llamar la atención del cliente e incitarle a entrar, poniendo a disposición
del maestro su preciada cabellera.
El artista escaparatista, lejos de proponer unas bonitas melenas al viento, nos presenta unas cabezas semienterradas justo despues de lavar y marcar.
Están con el rostro en tierra, cubiertas con asperos sacos y rodeadas de abjectas mazorcas de maiz cuyas panochas polvorientas provocan asma solo de verlas.  Unos ligeros cartelitos al clasico estilo de pequeño comercio informan al publico de los precios del posible infortunio.
Es ciertamente una penosa herencia y un patético vicio para las mentes mas artísticas (según la idea de Gombrowicz), el que nos transmite el arte en su progresión. Aunque nuestros ojos disfruten enormemente de tan ingenua perfomance... La pintura, efectivamente, ha creado su receptor.
El hombre, según Dubuffet, es el centro de un conflicto. Una vez denegado todo valor a lo que fascina a los humanos, unas piernas bonitas, el Mont Blanc, unas tetas de alabastro, etc ... solo quedan los espejismos... que son los únicos objetos de todo nuestro universo y los únicos resortes de toda nuestra actividad mental...




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