Henry Seton Merriman


La acción de la novela transcurre mayoritariamente en Zaragoza y en una hacienda navarra no muy alejada de Pamplona. Se trata de una historia ambientada en las conjuras carlistas a orillas del Ebro, justo después de la muerte de Prim y durante los meses de debilidad del gobierno de Amadeo I de Saboya. Los jesuitas que controlan un convento de monjas en Torrero idean un plan para hacerse con una herencia de tres millones de pesetas para instaurar en el trono a Don Carlos. Aparecen los tópicos decimonónicos del héroe romántico, cuya familia posee un palacio junto a La Seo, y del malvado encarnado en el notario Evasio Mon al servicio  del clero. La geografía de la ciudad parece un laberinto de calles estrechas, casi mágicas, que resplandecen bajo las estrellas brillantes por efecto de un cierzo purificador y de una luna omnipresente que es testigo del crimen que pone en marcha la trama misma.


Hugh Stowell Scott fue un escritor inglés que vivió entre 1862 y 1903 y que firmó sus novelas con el seudónimo de Henry Seton Merriman. Reservado en grado sumo, puso especial empeño en que su vida privada quedara completamente al margen de su actividad y lo consiguió tan bien que circulan versiones contradictorias sobre su existencia, desde quien lo pinta como un agente de seguros que se evade con la imaginación de su rutina diaria, hasta quien sugiere que llegó a trabajar para los servicios secretos del Imperio. Parece ser que, aunque empezó trabajando en un bufete, terminó dedicado exclusivamente a sus libros y a sus viajes, acumulando además una cuantiosa fortuna. Alejado de la vida pública, mantuvo sin embargo unas relaciones muy estrechas con otros escritores también peculiares y olvidados, como el cultivador de la novela histórica Stanley J. Weyman, que fue su compañero de viaje en muchas ocasiones, y la biógrafa de Voltaire, Evelyn Beatrice Hall, que firmaba sus libros como S. G. Tallentyre, y a la que legó 5.000£ en su testamento.
   Las novelas de Merriman –publicadas a partir de 1892 por la prestigiosa editorial londoniense Smith, Elder & Co.– fueron reeditadas continuamente, tanto en Inglaterra como en Estados Unidos, en Australia asimismo gozaba de una gran popularidad. Su mayor éxito lo alcanzó con The Sowers (1896), cuya acción se desarrolla en Rusia, y con With Edged Tools (1894), curiosamente el único de sus libros cuyo escenario (Africa Occidental) no había visitado personalmente. Y es que prácticamente todas las novelas de Merriman tienen como escenario países exóticos, por lo menos para un inglés. Pero sin duda el país que más placer le producía visitar era España, y aquí transcurren varias de sus novelas: The Grey Lady, que trata sobre marineros y navegación y se ambienta en Mallorca; In Kedar’s Tents, un viaje a caballo entre Algeciras y Ronda, y este The Velvet Glove que presentamos aquí, además de algunos de los relatos de su libro póstumo Tomaso’s Fortune. Al morir llevaba doce capítulos terminados de la que iba a ser su obra más ambiciosa, cuya acción tenía lugar en nuestra península durante la Guerra de Independencia. Lástima que, antes de morir, ordenara destruirlos. No deja de ser sorprendente que, con todo ello, haya sido un autor casi ignorado en España, ya que sólo se llegaron a traducir dos de sus novelas en 1929, publicadas por Ediciones Iberia: El esclavo de la lámpara (una de sus primeras obras, de 1892) y Ambición (título que se dio a With Edged Tools, y que mantuvo la editorial Reguera en una nueva versión, en 1947; la Editorial Molino, en 1943 y desde Buenos Aires, publicó asimismo en su colección Oro una adaptación abreviada con un título un poco más fiel: Con armas de dos filos). No sabemos si su espíritu librepensador –anticatólico, antiborbónico– tuvo algo que ver o simplemente fue que tuvo la mala fortuna de vivir durante la gran época dorada de la novela inglesa, con tantos y tantos grandes escritores.
John Henderson Betts (1877-1902) fue un dibujante y pintor norteamericano, discípulo de Howard Pyle, muerto prematuramente –cayó por el hueco del ascensor desde un doceavo piso– cuando estaba iniciando una brillante carrera como ilustrador.


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